miércoles, 27 de abril de 2011

El amor de Dios por los pequeños



Dios enla Biblia demuestra una especial predilección por los niños. Dios los elige para grandes misiones como sucede en el caso de Samuel (1 Sam 1-3) y en la ternura con que prodigaba su amor a Israel: "Cuando Israel era un niño, Yo lo amaba y de Egipto llamé a mi hilo” (Os 11,1).
Dios cuidaba de Israel "como de un niño en el regazo de su madre" (Sal 131,2); “como el padre se complace de sus hijos” (Sal 103,13). De hecho, era un niño, un recién nacido, pues acababa de salir del país de la muerte (Egipto) a los espacios de la vida, empezaba a vivir como pueblo independiente y libre. Israel fue siempre para Dios un niño muy querido:
"Podrá una mujer olvidarse del niño que cría, no tener compasión del niño de su vientre. Pues, aunque ella se olvidara, yo nunca me olvidaré de ti" (Is 49,15).
A Dios le agrada y quiere el culto y la alabanza de los niños: "Reunid al pueblo, convocad a la comunidad, juntad a los ancianos, congregad a los pequeños y a los niños de pecho" (Jl 2,16).
En la epopeya de Judit: "Todos los israelitas se dirigieron fervorosos a Dios y ayunaron rigurosamente. Los hombres y sus esposas, sus hijos, incluso pequeñitos, todos los israelitas, hombres, mujeres y niños y se postraron en el templo" (Jdt 4, 9,1 l). "De los labios de los pequeños y de los niños que maman te has hecho una fortaleza frente al agresor" (Sal 8,2).
Esta predilección de Dios por los pequeños, por los débiles y por los de segundo orden, es una constante en la Biblia. Dios elige a los que menos cuentan, a los últimos, a los olvidados, para hacerlos importantes, para ofrecerles su consideración, para encargarles grandes misiones y nombrarlos guías y dirigentes. San Pablo, expresando este concepto, escribe:
"Dios eligió lo que el mundo tiene por necio, para humillar a los sabios; lo débil para humillar a los fuertes; lo vil, lo despreciable, lo que es nada, para anular a los que son algo" (1 Cor 1,27-28).
Elige a la mujer estéril, para hacerla madre de un hijo de gran relevancia. Prefiere a Ana que se siente humillada por Penena (Gn 25,21); a Sara, despreciada por Agar (Gn 11,31; 16,1); a Rebeca, madre de Jacob (Gn 25,21) y a Raquel, humillada por Lía (Gn 29,31). Las esposas de los tres grandes patriarcas -Abrahán, Isaac y Jacob- eran estériles, y, en ellas, se cumplió el salmo:
"A la estéril, le da un puesto en la casa, como madre feliz de sus hijos" (Sal 112,9).
Elige a los menores: a Isaac y no a Ismael; a Jacob y no a Esaú; a Gedeón, " el último de la familia" más humilde de la tribu de Manasés; a David, y no a sus hermanos mayores; a Salomón, el hijo más joven de David: José es el preferido de Jacob y Efraim adelanta a Manasés. Protege al débil contra el fuerte, al pequeño David contra Saúl, poderoso y de gran consideración; al humilde pastor, que es David, contra Goliat, el gigante.

Mateo 19:14

Dejen que los niños vengan a mi, y no se los impidan, por que el reino de dios es de quienes son como ellos.”

martes, 26 de abril de 2011

NUEVO TEMBLOR DE 5.6 GRADOS ENTRE GUAYMAS Y STA ROSALÍA

Proyexión.- Este martes 26 de abril a las 2:10 PM, se registró de nuevo un temblor en el Golfo de California, frente a las costas de Guaymas, Sonora, el epicentro se localizó a los 27.439° Norte y 111.598° Oeste, con una profundidad de 15.1 km (9.4 millas) a una distancia de 73 km (45 millas) al Este de Santa Rosalia, Baja Calif. Sur, 88 km (54 millas) al Suroeste de Guaymas, Sonora, 161 km (100 millas) al Norte de Loreto, Baja California Sur, y 667 km (414 millas) al Sur de Phoenix, Arizona. Hasta el momento no se han reportado daños ni se ha dado alerta por un posible tsunami. Location Uncertainty horizontal +/- 20 km (12.4 miles); depth +/- 8.2 km (5.1 miles) Parameters NST=136, Nph=137, Dmin=64.6 km, Rmss=1.19 sec, Gp=101°,M-type=regional moment magnitude (Mw), Version=8

FUENTE: http://proyexion-online.blogspot.com




SEÑALES ANTES DEL FÍN


Lucas 21:25

Entonces habrá señales en el sol, y en la luna, y en las estrellas; y en la tierra angustia entre las naciones por la confusión del sonido de la mar y de las olas.



Lucas 21:26

desfalleciendo los hombres por el temor y la expectación de las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las potencias de los cielos serán sacudidas.




SEÑALES ANTES DEL FÍN


Estando él sentado en el monte de los Olivos, sus discípulos se acercaron a él aparte, y le dijeron: —Dinos, ¿cuándo sucederán estas cosas? ¿Y qué señal habrá de tu venida y del fin del mundo?



Respondió Jesús y les dijo: —Mira que nadie Los engañe;
porque muchos vendrán en mi nombre diciendo: “Yo soy el Cristo,” y engañarán a muchos.


Oiras de guerras y de rumores de guerras. Mira que no los turbé, porque es necesario que esto acontezca; pero todavía no es el fin.
Porque se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá hambre y terremotos por todas partes.
Pues todas estas cosas son principio de dolores.
Entonces los entregarán a tribulación y los matarán, y serán aborrecidos por todas las naciones por causa de mi nombre.
Entonces muchos tropezarán; y se traicionarán unos a otros, y se aborrecerán unos a otros.
Muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos;
y por haberse multiplicado la maldad, se enfriará el amor de muchos.
Pero el que persevere hasta el fin será salvo.
Y este evangelio del reino será predicado en todo el mundo para testimonio a todas las razas, y luego vendrá el fin.
Por tanto, cuando veas establecida en el lugar santo la abominación desoladora, de la cual habló el profeta Daniel (el que lee, entienda),
entonces los que estén en Judea huyan a los montes.
El que esté en la azotea no descienda para sacar algo de su casa,
y el que esté en el campo no vuelva atrás a tomar su manto.
¡Ay de las mujeres que estén encintas y de las que críen en aquellos días!
Oren, pues, que su huida no sea en invierno ni en sábado;
porque entonces habrá gran tribulación como no ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni habrá jamás. nuevo con nosotros en el reino de mi Padre.

lunes, 25 de abril de 2011

Semana de Pascua



La fiesta de la Semana de Pascua de la Resurrección nos invita a celebrar juntos el triunfo de Jesucristo sobre la muerte, a resucitar a una vida nueva, es decir experimentar una conversión hacia una vida plena, de arrepentimiento y caridad. Hoy es un día muy importante para nosotros, es el día de la Resurrección del Señor, si Cristo no resucitó, vana sería nuestra fe, si confesas con tus labios que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado por él.. estos días de Pascua, todos los que se encuentran con él, le dicen Señor, es decir dueño de la vida, de la existencia, aquél que es vencedor de la muerte, para él nada es imposible, todo es posible, incluso superó la muerte".Por eso estos días que nos hemos preparado para celebrar la gran fiesta con Jesús resucitado, también nosotros resucitamos a una vida nueva, por eso días antes del Triduo Pascual recordábamos las palabras del evangelista San Lucas, que decía: Dichosos, felices y bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios, la vive con una corazón abierto y dispuesto, persevera y da fruto en abundancia. Dice Cristo: el fruto es importante, la gloria de mi padre consiste en que den fruto en abundancia, por eso pedimos que en este día de resurrección podamos dar ese fruto en abundancia que son el arrepentimiento, las buenas obras de caridad, pero sobre todo confesar a Jesús que él es Dios y que el Padre lo resucitó para ser salvados por él. "Por eso, tenemos que revivir o entrar a una nueva vida en la que podamos estar cerca del prójimo, ayudarle en sus necesidades, porque la muerte de Jesús es para gloria nuestra un símbolo de que también nosotros debemos resucitar, pero resucitar a una nueva vida llena de esperanza"

viernes, 22 de abril de 2011

VIERNES SANTO



El Viernes Santo es el día de pasión y muerte del Señor y del ayuno pascual como signo exterior de nuestra participación en su sacrificio
Este día no hay celebración eucarística, pero tenemos la acción litúrgico después de medio día para conmemorar la pasión y la muerte de Cristo. Cristo nos aparece como el Siervo de Dios anunciado por los profetas, el Cordero que se sacrifica por la salvación de todos.
La cruz es el elemento que domina toda la celebración iluminada por la luz de la resurrección, nos aparece como trono de gloria e instrumento de victoria; por esto es presentada a la adoración de los fieles.
El Viernes Santo no es día de llanto ni de luto, sino de amorosa y gozosa contemplación del sacrificio redentor del que brotó la salvación. Cristo no es un vencido sino un vencedor, un sacerdote que consuma su ofrenda, que libera y reconcilia, por eso nuestra alegría.


Este Viernes Santo, también se reflexiona cada una de las siete palabras que Jesucristo pronunció en la Cruz antes de su muerte.



1. “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”


2. “En verdad te digo: hoy estarás conmigo en el paraíso”


3. “Mujer, he ahí a tu hijo, Hijo, he ahí a tu madre”


4. “¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has abandonado?


5. “Tengo sed”


6. “Todo está cumplido”


7. “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”


Con esta última palabra, y tras un suspiro, el Señor en la cruz el momento más doloroso del Cristianismo, pero a la vez, es símbolo máximo de la fe, de la esperanza y salvación.

viernes, 15 de abril de 2011

DOMINGO DE RAMOS



LLEGADA TRIUNFAL DE CRISTO A JERUSALÉN


Domingo de Ramos, cada año, nos introduce en un drama, un drama que es de ayer y de hoy. Jesucristo entra de manera triunfal a Jerusalén, lo cual indica su popularidad. Cuando sus enemigos, políticos y religiosos, ven esta popularidad comienzan una campaña en contra de Él, empiezan a hablar mal de Él, a desprestigiarlo, y de esa manera se introduce ya ante Él un sicariato, el sicariato moral. Lo que en ese momento era la opinión pública a través de la palabra que corría y se hablaba, corresponde hoy a la opinión pública que se puede tener en la prensa escrita, en la prensa hablada o en la televisión. Cuando vemos estas realidades podemos pensar cómo una persona que goza de que se habla bien de él, que se diga bien, porque ha hablado bien, se puede hacer lo contrario para que se termine pensando mal de él. Primer sicariato: la muerte moral y espiritual de una persona, y el otro, que siguió a Jesucristo, fue su muerte física. El Domingo de Ramos nos habla del drama, y de un drama de ayer, de hoy: el sicariato moral, que termina luego en el sicariato físico, eliminando a Cristo en la cruz.



PASIÓN Y MUERTE DE CRISTO


Llegado el día de los Ázimos, en el que se sacrifica el cordero de Pascua, Jesús prepara la que será su última cena con sus discípulos y en ella les anuncia su fin: "Con ansia he deseado comer esta Pascua con vosotros antes de padecer; porque os digo que yo no la comeré más hasta que halle su cumplimiento en el Reino de Dios" (Lc. 22,16). En el relato evangélico de la cena pascual, Jesús lava los pies a sus discípulos y comparte con ellos el pan y el vino como expresión de la Nueva Alianza de Dios con los hombres. Luego, les advierte de lo que ha de ocurrir en los próximos días. Ante el estupor y desasosiego de los discípulos, les anuncia que uno de ellos llegará a traicionarlo: "La mano del que me entrega está aquí conmigo sobre la mesa" (Lc. 22, 21) y que su amado Pedro lo negaría tres veces, aunque finalmente se arrepentiría de su acción: "Yo te aseguro [Pedro]: hoy, esta misma noche, antes de que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres" (Mc. 14, 30). Tras estas dramáticas revelaciones, una vez acabada la comida pascual, Jesús y sus discípulos abandonaron el cenáculo y caminaron hasta el huerto de Getsemaní. Enseguida, Jesús se apartó en compañía de Pedro, Santiago y Juan, a quienes les dijo: "Mi alma está triste hasta al punto de morir, quedaos aquí y velad" (Mc. 14, 33). Y diciéndoles esto se adelantó y, arrodillado, comenzó a orar: "Padre, si quieres, aparta de mi esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lc. 22, 42). Poco después, la guardia del Templo se hizo presente en el lugar y prendió a Jesús; los sacerdotes del Sanedrín habían preferido hacerlo detener lejos de la muchedumbre que lo seguía con fervor. Con el propósito de sorprender a Jesús indefenso, el Sanedrín había comprado la voluntad de Judas Iscariote pagándole treinta monedas de plata, cantidad al parecer equivalente a ciento veinte denarios, que era el precio que se pagaba entonces por un esclavo o el rescate de una mujer, de acuerdo con lo prescrito por la Ley mosaica. Perseguido por el Sanedrín, traicionado por su discípulo Judas Iscariote y negado por Pedro, Jesús afrontó solo y con determinación la condena del Sanedrín, el rechazo de Herodes Antipas, quien lo remitió de nuevo a Poncio Pilato, y la sentencia que éste pronunció después de "lavarse las manos" y de soltar en su lugar a Barrabás, al parecer un cabecilla de un movimiento sedicioso acusado de asesinato. En vano el procurador romano había intentado evitar la crucifixión de Jesús, a quien consideraba en realidad inocente de los cargos que le imputaban. Presionado por los sacerdotes del Sanedrín, que habían excitado a la muchedumbre para que pidiese la muerte del peligroso "agitador", acabó condenándolo a morir crucificado. Los delitos que le imputó el Sanedrín fueron anunciar la destrucción del Templo ("Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra"; Lc. 21, 6) y reconocerse como el Hijo de Dios. Y, frente a las leyes romanas, creerse rey de los judíos, lo que contribuía a aumentar la inestabilidad política, según el criterio de los influyentes sacerdotes del Sanedrín. Una vez condenado, Jesús fue vejado, torturado y obligado a cargar su propia cruz hasta el monte Calvario, donde fue crucificado.


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Los cuatro evangelistas están de acuerdo en que Jesús murió en viernes. El día de la muerte de Jesús no fue un día de descanso sabático porque los guardas llevaban armas y las tiendas estaban abiertas (José de Arimatea pudo comprar una sábana y las mujeres aromas para embalsamar el cuerpo). Lo más probable es que Jesús anticipara un día la cena pascual. Reunidos todos los datos (el procurador Pilato gobernó entre el 26 y el 36 d.C.), se puede asegurar que Jesús murió el viernes 14 de Nisán (primer mes del calendario hebreo bíblico) del año 30 d.C., lo que equivale al 7 de abril del 30 d.C. Y al tercer día, según las Sagradas Escrituras, resucitó y, apareciéndose a sus discípulos, los alentó a predicar la palabra de Dios.